El día 31 de diciembre de 2011 ha acabado el primer centenario de "La Gran Vía", y con ello también casi acaba la calle, ha desaparecido el Palacio de la Música, el Cine Azul, el conocido de los niños Cine Imperial, el Rialto, Coliseum o el Cine Gran Vía, son sólo -con acento- unos pequeños ejemplos cinematográficos del deterioro de la céntrica Avenida. Tiendas como SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos), el Bazar Mila, o las Cerámicas de Lladró, la Librería Franco-española y la tienda de música Madrid Rock, son otros de los comercios "chapados" en la calle, recordando siempre al Banco Coca, el Mercantil e Industrial, el Guipuzcoano o La Banca Urquijo. Agencias de Viaje como Polvani, KLM, Air France, Juliá Viajes representaban a la que en su día fué la calle más importante de la capital de España.
Las damas afincadas en el centro ya no pueden comprar sus joyas y bisuterías en "Alexandre", ni tomar un café con picatostes en la Cafetería Manila, Nebraska o Fuyma.
Y seguro que aún somos algunos los ciudadanos de a pié que recordamos un pequeño "micro-bus" estacionado en las inmediaciones de la esquina con la calle de San Bernardo donde te asaltaban algunos jóvenes vestidos a la última y que si no sabías darles una negativa te hacían "socios de por vida" de "Disco-Libro"...
Por perder, perdió hasta el nombre, La Avenida de el Conde de Peñalver, la de Pi i Margall, y la de Eduardo Dato fueron el inicio de la Avenida de Rusia, la del Siete y Medio o la de los Obuses, durante muchos años la conocimos como la Avenida de José Antonio... Y ahora, volverá a desaparecer el espíritu de esta Gran Vía tan odiada y querida de los madrileños.
A por el segundo centenario.